Cualquier individuo
está capacitado para ser resiliente, todos contamos con la cualidad para
sobrevivir y salir adelante en medio de la adversidad; solo hay que poder ver los
contextos más difíciles con realismo y ser capaces de salir a flote sin que situaciones dolorosas nos ahoguen.
Cada persona es única y cada cual considera que los
obstáculos que le presenta la vida son particulares y diferentes… pero ¿cuán resilientes somos?
La resiliencia
se describe como la capacidad que tiene una persona para seguir proyectándose
en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida
difíciles y de traumas, a veces graves, como la pérdida de un ser querido, la
quiebra de una empresa, la ruptura con una pareja, entre otras.
No es una cuestión ni de
educación, ni de experiencia, ni de entrenamiento, ni de conocimiento, ni de intuición
lo que explica la resiliencia.
Hay investigaciones que
evidencian que los sobrevivientes a la adversidad, tienen una comprensión de la
realidad lapidaria y los pies muy puestos sobre la tierra, más allá de
ilusiones justificadoras, de lo poco que le guste esa realidad y de lo fea que
ésta sea.
Para afrontar las desafiantes
situaciones que se nos presentan, se requiere más que optimismo; es indispensable una seria
comprensión de la actual realidad.
Junto
con la aptitud para ver las situaciones con realismo, se encuentra la particular
habilidad para construir y darle sentido a los momentos no tan buenos que uno
vive. ¿Quién no ha vivido en carne propia o ha visto alguna vez personas que
ante situaciones dolorosas o poco gratas lo primero que hacen es llevarse las
manos a la cabeza diciendo, ¿cómo
puede estar pasándome esto a mí?. Seguramente algún que otro lector ya sonrió, sintiéndose
identificado.
Las personas
con resiliencia, identifican y elaboran construcciones subjetivas
significativas del sufrimiento, a partir de las cuales crean sentido de vida
para ellos y para los demás; en vez de preguntarse"¿por qué yo, por
qué me está pasando esto a mí?" ,
se preguntan
"¿por
qué no?" . Al
hacerse esta pregunta, comienzan a plantearse objetivos pequeños y específicos
de todos los días, que les alumbran el camino con la misma certeza de que el
sol estará allí mañana otra vez, a pesar de la adversidad.
Cualquier individuo
está capacitado para ser resiliente, todos contamos con la cualidad
para sobrevivir y salir adelante en medio de la adversidad; lo importante y lo
verdaderamente difícil es ponerlo en práctica… Transformemos nuestra conducta y lograremos cambios.
La resiliencia se sitúa en una corriente
de psicología positiva y dinámica de fomento de la salud mental. Uno de los mejores ejemplos que podemos citar,
son aquellas personas que aun habiendo vivido grandes tragedias, como el
accidente del tren en Once o el terrorismo en las embajadas, han conseguido
darle un espacio a la misma y seguir desenvolviéndose y viviendo, incluso, en
un nivel superior, como si lo vivido hubiera desarrollado en ellos recursos
latentes e insospechados.
En el mundo
empresarial, muchos individuos han sabido como reiniciar su empresa después de
grandes problemas financieros que ha sufrido el país y crear un nuevo leit
motiv de vida simplemente por ser RESILIENTES.