Nada es más útil que el
agua, pero muy poco es lo que se consigue por ella. Por el contrario un diamante tiene un escaso valor de uso, pero un muy alto precio de venta. Desde que Adam
Smith planeo semejante paradoja en "Las riquezas de las naciones"
innumerables teorías apuntaron a descubrir las leyes que dominaban la dinámica
del precio, o en criollo: el valor del intercambio.
Por su parte, los "hombres de negocios", para calcular el precio de un bien hicieron la siguiente formula practica: costo + beneficio, convirtiéndose así, en el método más utilizado, sobre todo porque tiene un aura de "prudencia Financiera".
Otra forma de calcular
los precios es creando LOS PRECIOS RENTABLES. La estrategia para determinarlo
va a depender de dos factores:
Factor 1:
"El desarrollo de una
estructura de precios basada en el valor para el cliente, los costos y la posición
competitiva"
Factor 2:
"La comunicación
eficaz de ese valor, por el otro"
Siempre el primer paso va
a ser entender el ambiente en el que se desarrolla el negocio: los clientes,
los costos y la competencia, casi todos los empresarios que e conocido ponen el
foco ahí, pero se formulan la pregunta equivocada, al pensar en sus clientes, la
mayoría dice: ¿Cuanto quiere pagar? en vez de preguntarse: Cual es el valor de
nuestro producto/servicio para nuestro cliente?
Por adoptar una perspectiva
errónea las empresas suelen fijar precios bajos, estiman que desde el lado del
cliente cuanto menos deban pagar, mejor.
Otras fijan precios en función del precio de la competencia, con el objetivo
de ganar participación de mercado a costa de los demás, cuando la estrategia
debería ser ampliar las ganancias.